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¿Quién soy?

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  Para el nuevo reto del Tintero Te he acompañado durante mucho tiempo, no me he perdido ninguno de tus  momentos destacables, tu nacimiento, tus primeras sonrisas…, creo que aún guardo la divertida imagen de tu cara embadurnada de tu primera papilla. Fui de los primeros en verte andar y no me perdí tu primer día de colegio. He sido testigo de tu pasión por el deporte, de tus victorias y fracasos. He comulgado en tu amor y desamor. He compartido tu familia y amistades.  Me has invitado a tus fiestas y encuentros familiares.  Sé lo que te gusta y lo que desprecias, tus anhelos escondidos y tus desapegos. Te he cuidado desde la distancia, creando herramientas que te protejan de lo que no quieres ver, mostrándote lo que sé que necesitas. Te conozco mejor que nadie y aun así soy solo un medio para un fin, dime ingratitud, quién soy yo para ti.

A quién le importa

Para el nuevo reto del tintero De nuevo, en la insoportable reunión mensual, es intolerable que sea a mediados de mes, el cobro de la nómina forma parte del pasado y la próxima queda en un futuro lejano, es imposible relativizar. Mientras el de recursos humanos comenta la nueva idea que se les ha ocurrido para fomentar nuestros valores, el CEO bosteza, los creativos interrumpen y el financiero pregunta dónde está la rentabilidad de cada sugerencia,  suena mi teléfono. «A quién le importa lo que yo haga, a quién le importa lo que yo diga» —Carmencita, que sea la última vez que entras a la reunión sin apagar el teléfono, la horterada de tu canción interrumpe el fluir de ideas—escupe mi jefa. Pero algo, arde en mi interior, lejos de apagar el teléfono, me voy al Spoty y … «La gente me señala, me apunta con el dedo» —¡Carmencita!,  Supongo que eres capaz de apagar un móvil. Me levanto, subo el volumen y me acorto la falda para salir al ritmo de la canción —¡Pero Carmen, te has vuelto loca

Verde oliva

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   Para  el Tintero del Oro Cada vez su verde es más apagado, más pardo, marrón. No llueve, no da tregua a la preocupación del labrador. Los viejos se lamentan a diario, malos tiempos vienen. Escucho las conversaciones: —¡Madre del amo hermoso! No hay quien compre una garrafa. Acabaré hasiendo el panaseite con aseite de giraso —No sale a cuenta paga el jorna pa lo que hay —¡Oro, oro líquido!   El tema es recurrente en cada visita. Muchas bocas dependen de ese color, no solo es el pan, sino una forma de vida. Es parte de lo que hemos sido y somos, aun a falta del suficiente relevo generacional. Como el pescador que se siente perdido cuando no tiene su azul, así nos sentiríamos sin nuestro mar perenne de verdes y platas. Ese verde cálido de mi infancia. Ese verde que menospreciaba en mi adolescencia, cuando solo quieres volar fuera pero que siempre me ha dado la bienvenida cuando volvía, porque su color era sinónimo de hogar. Recuerdo las lágrimas que me acompañaron al marchar aquella ve

El sueño del tintero

Para el  Tintero del Oro  y  Vadereto He vuelto a escribir, las ideas fluyen mientras mi mano las plasma en el papel, pero nunca antes me había sentido así. Nunca había sentido el éxtasis de la creación. Soy capaz de sentir el dolor que escribo mientras mis lágrimas caen sobre la hoja. En mi estómago se forma el mariposeo del flirteo inicial que a medida que desarrollo la relación de los personajes, acaba en un torrente de pasión que me lleva al clímax. Hasta río a carcajadas cuando describo el momento más cómico. El teléfono no para de sonar, pero no puedo ni quiero parar. Empiezo a sentir el miedo del protagonista, mis dedos se paralizan, el corazón se me desboca, no puedo respirar bien, tengo temblores y sudo. Intento llegar al teléfono que sigue sonando pero la negrura me alcanza antes. Imágenes de un tintero de oro con un grabado me llegan: « pídeme un deseo y lo verás por escrito   pero tod o tiene un precio » Y recuerdo ese deseo ferviente de inspiración. Al instante, una luz me

La verdad oculta

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Para el reto de Variétés , texto en collage. Ginebra Blonde I magen de Waldemar Strempler Sonrisa, siempre sonrisa, una y otra vez, madre me lo repetía —Has de ser una buena señorita, atenta a tus modales, dulce y complaciente. Lo intentaba, no solo por madre, sino porque su requerimiento coincidía con el papel que la sociedad otorgaba a la mujer. —¡No seas salvaje, te comportas como un chico ! No acababa de entender el problema, pero veía al resto de mis amigas, que se amoldaban en mayor o menor medida al estereotipo marcado y yo quería ser como el resto. Así que claudiqué, como lo hicieron generaciones de mujeres que me precedieron, como lo hacían mis coetáneas y como lo harían las generaciones venideras. Mientras me adaptaba a esa vida femenina, al saber estar, la fragilidad y la búsqueda del amor que mi sexo determinaba, una y otra vez cual eco me resonaban: Mujer nací mas no quise en cautiva me volví, del varón la envidia ví, ya que vida dar ansiaba. A dar el fruto renuncio y mis

El peso y su liviandad

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Para el reto de Variétés : foto 5 y 13B http://varietes-ginebra.blogspot.com/2023/07/lucha-interna-liberacion-retos.html?m=1 Imágen de Brooke Shaden La vida es un cúmulo de azares, eso piensa cuando le explican que al haber cumplido dieciocho años puede quedarse con la tutela de sus hermanos. Se ríe y llora a la vez, aún no sabe si dar las gracias a que sus padres hayan muerto el día de su cumpleaños. Le explican que tendrá que demostrar solvencia económica y disponibilidad para el cuidado de Mateo y Jimena. Por suerte, otro atisbo de azar, su padre había hecho un seguro de vida al empezar el nuevo trabajo. -Es mucha carretera-Le oyó explicar a mamá a la vez que ella se oponía a un gasto mensual más. Lo irónico, es que el accidente fue en una escapada de fin de semana, previa queja suya de encargarse del cuidado de los mellizos. Las ganas de reir y llorar vuelven, en tanto que el resto de la retahíla burocrática se difumina entre sus pensamientos. Con el alma a rastras abre la puerta d

El hombre del saco

 Un micro para el Tintero , el reto, una paleta de emociones a mostrar: Magda se mueve inquieta en el coche, eufórica ante la expectativa de un finde en casa del tío Rafael.  Disfruta con sus primos, las bromas del tío y las comidas de tía Encarna.  El encuentro es celebrado pero una llamada vespertina hace que Magda vea extrañada como la tía Encarna seca unas furtivas lágrimas y el tío Rafael, desaparece con su uniforme de policía.  Al día siguiente Magda se siente intranquila y el retorno apresurado de sus padres, ahondan en su decepción y en el temor de lo escondido por los susurros de los adultos.  Les han prohibido salir pero Carlitos quiere enseñarle un nuevo hallazgo, ante la emoción de una pequeña aventura clandestina, deciden salir por la puerta de atrás y adentrarse en el bosque contiguo. Carlitos tropieza y su grito la interpela de inmediato. Avanza para descubrir a una niña dormida y aunque le cuesta reconocer en el inerte cuerpo a su compañera de juegos , sabe en sus adent